Confesar tu adicción a las series de televisión, hace unos años y según en qué círculos, era como quemarse a lo bonzo. Hoy, por suerte, Hoy, por suerte, gracias a vicios como Los Soprano o The Wire, hasta en el Café Gijón podríamos discutir lo último de David Simon y si apuras los giros más locos de Scandal.